Comenzando…

Cuando hace cinco años descubrí que estaba embarazada mi última preocupación era si iba a dar pecho o biberón a mi bebe. Los primeros meses eran otras las dudas y los temores que me embargaban: ¿me estaba alimentando correctamente para que el feto se desarrollará de forma optima? ¿estaba descansando lo suficiente? ¿los malestares que sentía eran los normales? ¿se estaría formando correctamente el pequeño en mi interior? ¿soportaría el dolor en el parto? ¿sería una buena madre? ¿sabría cuidar a un bebe tan pequeño? ¿podría responder a sus necesidades con mis habilidades y conocimientos?….

Durante aquellos meses previos a la llegada de mi hijo leí mucho, leímos mucho, unas veces en solitario sobre temas que nos preocupaban de forma individual, otras juntos sobre temas que afectaban a nuestro devenir como pareja y como futuros papas (embarazo, parto, postparto, crianza, educación, sexo….). Leímos sobre muchos temas, pero el de su alimentación prácticamente estuvo ivernando hasta el último trimestre. Todavía recuerdo cuando un día mi compañero se acerco y me dijo: «¿Hasta que edad vas a darle pecho al niño? Acabo de leer que la OMS recomienda hacerlo hasta los dos años. Yo quiero que le des teta hasta esa edad o mas». Mi cara debió ser un poema. Muchas imágenes inundaron mi cabeza (la hija recién nacida de mi mejor amiga enganchada al pecho de su madre, el hijo de 8 meses de una amiga de mis padres sentado en mi regazo tomando un biberón, primos de 2 y 3 años llenando sus manos con gusanitos y metiéndolos a presión en la boca y mordiéndolos con fruición….), y una sonrisa burlesca apareció en mis labios… «¡Mira que eres exagerado para todo¡ ¡Que va a hacer un niño de 3 años mamando¡ ¡Que cosas se te ocurren¡».

¡Que cosas se me ocurrían a mi¡ En ese momento quedo patente algo que después he definido como analfabetismo biológico. En mi entorno la lactancia era un «rara avis», pocas mujeres conocía que criaran a su hijo a pecho, el biberón campaba a sus anchas en las reuniones familiares en las que había presentes niños menores de un año, de hecho uno de los primeros regalos que recibimos cuando comunicamos que íbamos a ser papas fue un juego de biberones con su correspondiente esterilizador. Cuando las mujeres de mas edad hablaban sobre el tema siempre salían a relucir las bondades del biberón y las dificultades que convertían a la lactancia en una misión prácticamente imposible. Hasta mi madre que sí que me dió pecho durante el primer año hablaba de su experiencia como algo dolorosísimo que le había hecho desear estar lo mas alejada de mi durante los primeros meses, consecuencia de grietas sangrantes que me hacían mamar sangre y a ella morder una almohada para ahogar los gritos de dolor; cuando le preguntaba que por qué dejo de darme pecho su respuesta era aún mas desconcertante, «se le había ido la leche», ¿a donde? ¿por qué?. Ante semejante panorama la idea de tener a un pequeñajo de tres años con sus dientes relucientes enganchado a mi pezón no era sinceramente mi idea de una maternidad sana y alegre, sino todo lo contrario.

Pese a este ambiente hostil yo también leí aquel artículo que me enseñaba mi compañero. Medite, pensé, reflexione y decidí que «si podía» le daría pecho a mi hijo. El «si podía» me lo repitieron una y otra vez como un mantra, ya que según toda mujer que consulte el deseo de dar de mamar raras veces conseguía materializarse, lo mas seguro era que no tuviera leche teniendo en cuenta el pecho tan pequeño que tenía y lo delgada que estaba; además enumeraban el millón de inconvenientes de dar de mamar frente a las maravillas ventajosas del biberón; me recordaban una y otra vez que si daba el pecho no podría ir a ningún sitio y tendría que estar todo el tiempo pegado a mi hijo como una esclava, seguro que el pequeño bribón me mordería a la primera oportunidad, las grietas y las mastitis me provocarían tales dolores que me harían dejarlo antes del mes……

Desde el nacimiento de Lucas han pasado 4 años y 5 meses. Durante este tiempo he aprendido mucho de mi misma, lo fundamental es que solo mi instinto merece atención cuando habla sobre crianza, lactancia, educación….

Han pasado 1610 días desde que deje de ser una analfabeta biológica para convertirme en una mamífera.

Hace 38640 horas que mi hijo mama cuando, donde y como quiere.

2.318.400 minutos de dar y recibir, de lactar en silencio o en alboroto, con risas o lágrimas, con un ojo abierto o los dos cerrados, trabajando o descansando, caminando o reposando, en público o en privado….

139.104.000 segundos de amor, 139.104.000 segundos de vida.

Después de todo este tiempo de aprender y equivocarme he pensado que tal vez mi experiencia, mis vivencias, mis opiniones ayuden a otras mujeres que quieran salir de ese analfabetismo biológico. Por ello y pese a que me impone mucho respeto el plasmar ideas sobre un papel he decidido subirme a la nube y hacerme visible.

Comenzamos….

17 comentarios en “Comenzando…

  1. Hola Eva , me llamo Carmen y soy madre de un niño de un año al que sigo dando pecho, me ha encantado leerte , por que me siento bastante identificada contigo y siempre ayuda saber que la gente siente lo mismo que tu. Te animo a que sigas escribiendo ,, por que además lo haces muy bien. un beso

    • Hola Carmen, muchas gracias por tu apoyo en estas primeras e inciertas horas de vida.
      Es muy alentador saber que mis palabras llegan a donde deben, al corazón de mujeres que como tu comparten una forma común de concebir la maternidad y la crianza.
      Aunque sea en la distancia ahora me siento mas acompañada.
      Saludos.

      • Es un relato genial, por eso has recibido tantos piropos.
        Me gustaría poder compartirlo a través de mi blog en el que varias madres van a relatar su experiencia con la lactancia materna para animar a otras mamas a dar el pecho, por supuesto pondría un enlace a tu blog.
        Si quieres echa un vistazo a mi blog y me dices si te apetece: http://unamamaparados.blogspot.com

        Un saludo y encantada de conocerte

      • Hola de nuevo, mamaparados, ya he ojeado tu blog, por mi no hay inconveniente en que compartas mi experiencia con un enlace a mi blog, cuando me decidí a publicarla lo único que pretendía era llegar al mayor número de mamas que se encontraran en situaciones similares a la mía para arrancarles una sonrisa o una lágrima, dependiendo del día, pero fundamentalmente para normalizar situaciones, y esa «normalización» solo se consigue haciéndola visible por las mujeres que la vivimos, de esta forma las futuras mamas que nos lean apreciarán como normal lo que en los círculos sociales y familiares desgraciadamente se percibe como «anormal».
        Saludos.

  2. Que felicidad, necesitamos mas mujeres que Compartan estas experiencias y sirvan de apoyo a la que apenas inician en este bello camino de la maternidad. hermoso tu blog!!! Gracias por compartirlo en MIMA lactancia y crianza 😉 seguimos en contacto!

    • Muchas gracias por esas palabras de aliento y apoyo.
      Debemos reencontrarnos con la esencia de la maternidad.
      Una de sus claves era compartir experiencias con otras mamas de la familia, mamas amigas, mamas vecinas… por desgracia vivimos en un mundo donde prima el individualismo y donde la lactancia artificial ha enviado a nuestro instinto mamífero a el desván de los recuerdos.
      Pero gracias al universo web, esa gran nube que nadie ve pero que esta cada vez mas presente en nuestras vidas, podemos reencontrarnos con otras mujeres, con otras mamas, de cualquier parte del mundo para compartir experiencias vitales y sentirnos menos solas, mas comprendidas y acompañadas.
      Saludos.

    • Muchas gracias Itziar por tu apoyo.
      Que veteranas mamis blogueras como tú me deis la bienvenida y aprobéis el contenido públicado me emociona especialmente.
      Os respeto muchísimo y os sigo a muchas de vosotras en las diferentes redes sociales, esas redes que nos han dado voz y altavoz para llegar a oídos lejanos y hacernos sentir menos solas en la nube y de esta forma no percibir la frialdad y falta de sensibilidad con nuestras maternidades, lactancias, crianzas «especiales» de los que nos rodean.
      Saludos.

  3. Me sumo a las felicitaciones por el blog, por tu forma de escribir… Y te doy las gracias por compartir esta experiencia tan preciosa con los que te quieran leer.

    • Muchas gracias Almarel por tu apoyo.
      Espero no defraudaros.
      Sois el mejor público, el más critico y el más agradecido a la vez, ya que la mayoría de vosotras compartis en estos momentos o habéis pasado por situaciones similares a las que cuento y contaré, por ello vuestras opiniones me llenan de satisfacción ya que en ellas se oculta la empatía tan necesaria y olvidada para nuestras historias de lactancia.
      Saludos.

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