El parto: Un dolor agradecido

Esta semana, del 21 al 27 de mayo, se celebra la Semana Mundial del Parto Respetado que este año tiene como lema “El nacimiento y la economía”, imposible obviar esa relación en los tiempos que corren en los que el vil metal mueve los hilos de la mayor parte de nuestras decisiones. Mi embarazo no estuvo planeado, no era lo que esperábamos cuando llego. Es difícil cuadrar euros cada mes, pero cuando aparece un nuevo miembro esa tarea se convierte en todo un arte de la prestidigitación. A pesar de que no era el momento adecuado (nunca lo es si esperas “tener todo”, “vivir mas”…) seguimos adelante con ilusión. Como muy bien reflexiono mi compañero: “cuando la necesidad obliga el ingenio se agudiza”… buen consejo para los tiempos tan inciertos que nos toca vivir.

Como a toda madre primeriza lo que mas me angustiaba del proceso de la maternidad era el parto, que no el nacimiento de mi hijo, algo que esperaba con ilusión (ansiaba ver su carita, sentir su calor, su olor…); ni tampoco el fin del embarazo, ya que el parto suponía dejar atrás el dolor de espalda, las piernas hinchadas y el cumulo de molestias que se sienten en los últimos meses de gestación…; no, lo que me quitaba el sueño era el momento de la salida de mi bebe del útero y el dolor que inevitablemente sentiría ¿podría soportarlo?.

El miedo a lo desconocido es totalmente irracional, escapa de nuestro control, nos ciega, actúa como un tapón enorme que bloquea nuestros sentidos al instinto, ya de por si adormecido por la moderna evolución que nos toca vivir. El miedo al parto, aumenta con los relatos de las vivencias de otras mamas. Experiencias dolorosas, angustiosas, terroríficas, … que no hacen sino aumentar esa sensación de incertidumbre.

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Lactancia materna prolongada en la revista TIME

La última portada de la revista TIME muestra la imagen de una mujer Jamie Grumet amamantando a su hijo Aram de 3 años mientras este se encuentra subido en una silla para acceder mejor al pecho de su madre.

Las crónicas siempre tan «imparciales, neutrales, ecuánimes, justas, …. ¿objetivas?» tachan esta imagen en la portada de provocativa y polémica. El texto que la acompaña “¿Eres lo suficientemente madre?” Por qué la crianza con apego lleva a algunas madres al extremo – y cómo el Dr Bill Sears se volvió su gurú” también recibe numerosos comentarios en los que el pediatra  William Sears, autor de decenas de libros en los que ensalza los beneficios de la lactancia materna, el colecho y la crianza con apego, es calificado como «antifeminista tirano y gurú que promueve ideas irreales en las madres».

Es una pena que se prime para publicitar un contenido, la polémica. Esta imagen, por no responder a los estereotipos, lo consigue y hace correr ríos de tinta en dirección contraria a lo que parece que pretendía…  que se hable de la «aberración de un niño de 3 años chupando la teta subido a una silla»… y lo que pretendía ser una defensa y normalización de la lactancia materna prolongada se convierta en un ataque sin cuartel.

Encendi el ordenador, vi esa imagen y sentí pena y lástima por las miles de personas que van a ver esa portada y solo se van a quedar con la parte polémica de la noticia, aquellos que comentaran en sus círculos lo «irracional» de la imagen, los comentarios machistas y sexistas que surgirán en las tertulias a propósito de la edad del niño, la apariencia de la madre, la postura en la que lacta…y sentí asco por pertenecer a una sociedad tan «avanzada»… y reviví muchas de las escenas en las que se ha criticado mi lactancia prolongada (Lucas tiene cuatro años y cinco meses y todavía lacta) y llore de rabia e impotencia sola… tan sola como me he sentido desde que mi hijo dejo de tener la edad «normal» de ser amamantado y paso a convertirse en un bicho raro, un niño malcriado, un niño dependiente, un niño que debe avergonzarse por pedir pecho cuando tiene sueño, cuando esta cansado, cuando se ha hecho daño, cuando quiere mimos y cercanía con mama ,… y yo en una madre sobreprotectora, una madre posesiva, una madre que no le permite desarrollarse y crecer con normalidad, una madre con graves problemas de autoestima y psicológicos…. porque esas son algunas de las «perlitas» que han salido de la boca de «amigos, conocidos y familiares» desde entonces.

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¿Por qué colaboro con un grupo de apoyo a la lactancia?

Entre en contacto con «Criando, apoyo a la lactancia materna» a finales de 2009 cuando mi hijo estaba a punto de cumplir 2 años, hasta entonces no había tenido ningún problema grave con la lactancia, los pequeños inconvenientes que me habían ido surgiendo los había resuelto guiándome por el instinto. En ese momento tampoco tenía ningún problema real, pero en mi entorno las voces críticas aumentaban por días y tanto comentario negativo comenzó a crearme la inquietud de que tal vez no lo estaba haciendo bien y que prolongar la lactancia hasta que mi hijo quisiera destetarse pudiera no ser la opción adecuada. Fue entonces cuando entre en contacto con la asociación y con las mamas que habitualmente colaboran con «Criando, apoyo a la lactancia materna».

Para mi hay un antes y un después de aquella visita, me sentí arropada, comprendida y eso que en la mayor parte de aquella conversación tan solo fui yo la que me pronuncie y relate lo que me sucedía. En ningún momento trataron de coaccionarme ni para que mantuviera la lactancia ni para que destetara, y eso era ya mucho mas de lo que me ofrecía mi entorno directo, incluso aquellos que no criticaban mi lactancia.

Estar con mamas que habían pasado por las mismas experiencias, las mismas criticas, las mismas miradas de reprobación me hizo sentirme como en casa, una casa de lactancia muy agradable, y eso que algunas de ellas ya tenían niños mayores que ni se acordaban de la teta.

Por tanto que recibí en aquellas primeras visitas me anime a participar activamente en el grupo de apoyo, involucrarme y ayudar a otras mamas con mi experiencia, mi apoyo, mis oídos bien abiertos para escuchar su historia, mi boca bien cerrada cuando son ellas las que deben hablar y abierta para exponer mi punto de vista sobre sus problemas, mi hombro para llorar, mi abrazo para acogerlas cuando las fuerzas flaquean y parece que todo se viene abajo, y la sonrisa siempre en los labios para celebrar una lactancia feliz…. En definitiva devolver lo que recibí.

¿Y vosotras, como, cuando y por qué comenzasteis a colaborar con los grupos de apoyo a la lactancia?