Lactancia y menstruación

La regla, el periodo, la menstruación, el mes, o como decían nuestras abuelas «la demostración», esa amiga inoportuna que nos visita mes si, mes también para hacernos la vida mas complicada con sus molestos dolores de ovarios, de espalda, jaquecas, cambios de humor, irritabilidad, inflamación de los pechos, hipersensiblidad en la piel y el corazón….y a la que no echamos nada de menos durante los 9 meses de embarazo y los posteriores de amenorrea (ausencia de regla) tras el parto.

La lactancia materna exclusiva ayuda a que su visita se difumine en el tiempo, pero como no hay dos mujeres iguales, tampoco hay una fecha estandarizada en la que nuestra compañera «mujer de rojo» nos vuelva a visitar tras haber sido mamas. Hay mujeres que cuentan que apenas acabada la cuarentena ya reapareció en sus vidas, otras que fue tras la introducción de la alimentación complementaria de sus pequeños, algunas que tardo mas de un año en aparecer…

En mi caso, lactando en exclusiva durante los seis primeros meses e introduciendo la alimentación complementaria a partir de esa fecha, aunque manteniendo la lactancia a demanda, volvió a visitarme a los 13 meses de haber dado a luz. Parece ser que la vuelta a la «normalidad hormonal» tiene mucho que ver con el tiempo que transcurre entre toma y toma. Si estas comienzan a espaciarse en el tiempo (mas de 3 horas) y a reducirse el número de tomas diarias/nocturnas (6 o menos) es cuando retorna la ovulación y posterior sangrado.

Aunque con posterioridad he vivido una experiencia que mis amigas que no tienen hijos han calificado como «maravilla hormonal». Cada año desde entonces, al llegar el verano, la regla me abandona, se va de vacaciones como el resto de trabajadores, y retorna a mi vida puntualmente en septiembre dejándome el verano libre de molestias. No se si tiene que ver el cambio de temperatura, el cambio de residencia durante esos meses (explicaciones varias que me han dado durante este tiempo) o mas bien que mi hijo demanda mas teta durante el día consecuencia del calor y eso provoca un reajuste hormonal que afecta a la ovulación.

Desde hace muchos meses me insisten en que debo darle un hermanito a Lucas, y muchas también son desde entonces las voces que le echan la culpa de su ausencia a mi «cabezoneria» en mantener la lactancia. Consideran erroneamente que por haber lactancia no hay regla, y consecuentemente no hay ovulación ni embarazo. Siento decirles que no se debe a ello, la lactancia no es un método anticonceptivo, pese a que en otras épocas el periodo de lactancia marcaba la distancia entre un embarazo y el siguiente, ya que en esos momentos de la historia aparte de consecuencia de la lactancia la amenorrea de esas mujeres y su consiguiente ausencia de ovulación también se debía a las carencias alimenticias.

¿Y a vosotras, cuanto tardo en volver a lucir el «semáforo rojo» en vuestra vida tras el parto?